¿Os imagináis lo que sería que te vendasen los pies nada más cumplir los 6 años y que tus pies se acabasen deformando? Desagradable, verdad? Pues durante miles de años, en China, se realizó esta práctica. Esta consistía en vendarle los pies a las mujeres. Los pies eran vendados y apretados de tal forma que no pudieran desarrollarse de forma normal, en su lugar se romperían algunos huesos y se reformarían llegando a medir solamente entre 10 y 15 cm.
Antes de vendar los pies a la joven, se seguía un rito. Encerradas en la habitación, la madre le cortaba
las uñas de los pies, el momento propicio para
la iniciación era revelado tras una consulta
astrológica y en el día elegido se ofrecían
a los dioses pasteles de arroz para que éstos
permitiesen que los pies de su hija fuesen tan suaves
como esos pasteles.
Los pies se ponían en remojo con una mezcla
de hierbas y sangre animal para eliminar las posibles
infecciones de la piel. En ese momento su propia madre
le rompía los 4 dedos más pequeños
y los aprisionaba contra el talón para luego
vendarlos con seda o algodón. Este ritual se
repetía cada dos días con vendas limpias
y durante 10 años.
Desde ese día y durante un
periodo comprendido entre seis meses y dos años
la niña sentía un dolor insoportable, hasta
que el nervio se moría y dejaba de sentir ningún
tipo de dolor.
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